Taher Hussaini
Mi amarga biografía
La historia empezó cuando fui seleccionado capitán del equipo por el equipo de la escuela y por el entrenador. Cuatro escuelas de la misma área organizaron un partido de fútbol, para el cual sólo tuvimos una semana para entrenar. Cuando empezaron los partidos jugamos por equipos. Ganamos el partido por mi genialidad: Taher Hussaini. En aquel partido marqué dos goles, lo que hizo que nuestro equipo ganara. Pero el entrenador del equipo contrario se quejó a los árbitros porque un jugador de nuestro equipo era afgano y los puntos obtenidos por un afgano no tenían valor. Por ello, los árbitros cambiaron el resultado del partido 3-0 a su favor. Estaba muy descontento. Todas y todos nosotros somos humanos y no tenemos superioridad unos sobre los otros. Sin embargo, le dieron superioridad a la nacionalidad de algunas personas.
Aquel día, con aquel incidente tan amargo, mi motivación por el fútbol desapareció y mi buen sentido de corazón cambió. Odié Irán porque todo este racismo no existe en ningún otro lugar en el mundo. Después de aquel incidente, decidí dejar la escuela y empezar a trabajar.
Trabajé duro para pagar mi viaje a Europa, donde pudiera utilizar mis talentos y obtener mis sueños. Mi hermano, que estaba en Suecia, me dijo que viniera a Europa e intentara jugar al fútbol aquí, donde conseguiría buenos resultados. En cuanto tenía tiempo libre, iba al gimnasio y jugaba a fútbol sala. El fútbol se había convertido parte de mí. Con mucho esfuerzo y práctica, logré participar en competiciones de la ciudad, pero este privilegio era tal que tenía que esconder mi verdadera identidad afgana.
En uno de los partidos, tuve un problema con mi rodilla. Tuve una lesión en los tendones de mi rodilla y aquel dolor no me dejó progresar en el fútbol. No podía ni trabajar. Debido a dificultades financieras, no pude realizar ningún tratamiento para mi rodilla.
Decidí migrar con la esperanza de que un día me curaría y sería capaz de conseguir mis objetivos y sueños otra vez. El día que tuve que dejar a mi familia y comenzar mi viaje fue muy difícil. Fue muy difícil ver los ojos de mi madre ahogados en lágrimas, así como la cara de mi padre llena de tristeza. Pero tenía que luchar por mis sueños y todos mis objetivos y aguantar todo este dolor.
Vine a la frontera turca-iraní en coche y después de eso, estuve caminando por las montañas durante 13 horas. Me moría caminando, fue terrible para mí, ya que tenía un problema de rodilla. Mi rodilla me dolía mucho y llegué a Turquía con problemas muy difíciles. Estuve dos meses en Turquía, y durante estos dos meses viví y dormí en parques durante cuarenta días. Después de arriesgarme tres veces en las aguas de Turquía y Grecia, conseguí llegar a Grecia.
Llevo dos años en el campo de Moria de la isla griega de Lesbos. Estos dos años han sido tan largos y difíciles como un siglo para mí. La respuesta a mi entrevista es negativa y he estado esperando la segunda respuesta durante dos meses. Mi perspectiva en la vida ha cambiado. Soy como un prisionero que no tiene motivación para seguir viviendo y no puede entender qué es la libertad.
En cuanto a mi problema de la rodilla, fui a Médicos Sin Fronteras de Francia, Alemania y Holanda en Moria y me dijeron que debía ser tratado por un doctor especialista. Pero hasta ahora no he sido capaz ni de obtener una resonancia magnética de mi rodilla. Los médicos no han llevado a cabo ninguna acción y tampoco tengo ningún apoyo económico. No queda nada de mi entusiasmo y motivación y he perdido el deseo de convertirme en un jugador de fútbol.
Soy un chico de Afganistán y tengo 20 años y quería escribir acerca de los episodios amargos de mi vida. He decidido escribir acerca de todo el dolor de mi corazón que no puede ser expresado.
Taher, Hussaini